sábado, 13 de diciembre de 2008

El Cuento de los Tres Hermanos

Narra la historia de tres hermanos que al encontrarse en el crepúsculo con un río demasiado peligroso, hicieron aparecer con sus varitas un puente. La Muerte, sorprendida por haber esquivado su mortífero destino, les concedió un premio a cada uno de ellos: el primero, combativo, eligió una varita que siempre ganase en los duelos. La Muerte le hizo una varita con un saúco que descansaba en el río.
El segundo de los hermanos, que era un hombre arrogante, quiso humillar a la Muerte. Le pidió el poder para llamar a los muertos, y la Muerte le entregó una piedra de la orilla tan poderosa que podía hacer regresar a los muertos.
El tercero de los hermanos, modesto y coherente, no confiaba en la Muerte y por eso le pidió un objeto con el que pudiese esconderse de ella. La Muerte le entregó su propia Capa de Invisibilidad.
Cuando cada uno de los hermanos tuvo su propia reliquia, tomaron caminos distintos. El primero de ellos llegó a un pueblo una semana o más después, retando a duelo a un mago con el que había discutido y matándole después. Por la noche se regodeó en una taberna cercana, y otro mago le escuchó. Por la noche, mientras dormía, le robó la varita y le mató. La Muerte se lo llevó consigo.
El segundo hermano viajó hasta su casa, donde vivía solo. Utilizó el poder de su piedra para recuperar a una joven con la que estuvo cerca de casarse hasta que una enfermedad se la llevó. Por desgracia, ella era fría y triste, separada de él por lo que parecía un velo. Enloquecido, el segundo hermano se suicidó y la Muerte también se lo llevó.
Sin embargo, la Muerte buscó durante años al tercero de los hermanos sin éxito. Sólo cuando él era muy mayor se desprendió de su Capa de la Invisibilidad, entregándosela a su hijo, y se encontró con la Muerte.

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